A CONFESIÓN DE PARTE, AUSENCIA DE PRUEBAS.
Así informaba el general Westermann al Gobierno de París de la República Francesa, al Comité de Salvación Pública: “Ya no existe la Vendée, ciudadanos republicanos. Ha muerto bajo nuestros sables con sus mujeres y niños. Acabo de enterrarla en las marismas y en los bosques de Savenay. Siguiendo las órdenes que me habéis dado, aplasté a los niños bajo los cascos de los caballos, exterminé a las mujeres y ya, por lo menos, estas no parirán más bandidos. No tengo ningún prisionero que reprocharme. Todo lo he exterminado”.