Tras el sangriento asesinato de chiítas musulmanes en Egipto y frente al delirio y el odio cada día más sanguinario de los wahabitas cuya locura continúa propagándose por todo el mundo, especialmente en el Oriente Medio, y cuyo frenesí reflexivo les lleva a ser manipulados por los enemigos del Islam hasta el punto de matar a los musulmanes y hacer que los no musulmanes huyan del Islam, el Gran Ayatolá saafi apelas a los órganos académicos de Universidad de Al Azhar en Egipto, instándolos a asumir sus responsabilidades islámicas.

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