
Concretando, como prueban las enseñanzas del fundador de la orden Naqshbandi, Mawlana Shah Bahauddin Naqshband (rh), éste desalentaba a aspirantes no cualificados, y de hecho pocos discípulos fueron capaces de seguir su Gran Enseñanza. Luego la razón principal del comportamiento proselitista en personas que pretenden seguir la Vía Sufí, hay que buscarla primero en la incomprensión del Sufismo como Vía iniciática que en este caso es esencialmente la mezcla de contenidos externos e internos de la Tradición Islámica y, segundo el instinto gregario, partidista y grupal.
Para entender el porqué de estas confusiones hay que recurrir a la Tradición y a los primeros exponentes de ésta en lo referente a la transmisión iniciática. Se narra en un Hadiz (Tradición profética verídica) relatado por Abu Huraira (rh) que dijo:
"He recibido del mensajero de Allah, dos tipos de conocimiento, uno es manifiesto y el otro es oculto y si lo divulgara me cortaríais la cabeza."
Aquí se observa claramente que en la Tradición Islámica existe la transmisión de un conocimiento oculto, secreto, esotérico para el cuál se requiere una disposición y una cualificación. También en la misma línea están las palabras del gran santo del Khorasán Abu Yazid al-Bastami (rh) que dijo:
"Oh Allah, la gente piensa que el camino hacia Ti, es más luminoso que el sol y más claro que la luna. Pero yo sé que el camino hacia ti está oculto, más que un alfiler en la noche."
Estas santas palabras nos conducen a distinguir dos tipos de conocimiento que a menudo son asimilados como equivalentes, que son el misticismo y la iniciación, o conocimiento místico y conocimiento iniciático. Llegados a este punto tiene que quedar bien claro que EL SUFISMO NO ES UNA VIA MISTICA SINO INICIATICA. El misticismo dada la carga romántica que ha adquirido por la teología cristiana no es un conocimiento iniciático que se transmite por una sucesión de maestros realizados desde un Profeta, es más bien la prolongación individual y sentimental de la Religión. Esto responde a la actitud proselitista de los autodenominados "sufies" y nos sitúa en una perspectiva correcta frente al esoterismo islámico, porque, si el Sufismo no es proselitista, la Religión en su aspecto más denso si que lo es, y se podría decir que allí está la razón misma de su ser. Pongamos un ejemplo que ilustre esta tendencia: tenemos un burro sobrecargado por su amo que debe transportar unas mercancías. El burro es el "yo ignorante, simple" (nafs), y el amo es el "yo dominante y ambicioso" y las mercancías son las leyes exteriores del Islám. El burro, cuando es excesivamente sobrecargado, o no avanza -lo cuál equivaldría a un estancamiento espiritual- o lo más seguro es que empiece a cocear a todos lados para desembarazarse de la carga. Esta es la actitud de los "fanáticos religiosos" que entienden la religión como una fuente de tristeza para ellos y para los demás. Algunos de estos "fanáticos" obsesionados por la "cáscara" de la religión, ante la posibilidad de no poder aliviar su "carga" y el sufrimiento que ello conlleva optan por administrar una droga al burro para que los lleve a su destino y mitigar el dolor. Esta droga está simbolizada por ciertos contenidos del Sufismo que ellos utilizan en su interés particular. El único problema y el más grave que existe es que el burro avanza en una dirección equivocada. Como decía Saadi de Shiraz (rh):
"¡Oh Peregrino, temo que no has de llegar a la Meca!
¡Porque sigues el camino que lleva al Turquestán!
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