Lamartine fue un gran admirador del Islam y del Profeta Muhammad. Él escribió en su "Historia de Turquía": "Si la grandeza del propósito, la escasez de medios y los resultados sorprendentes son los tres criterios del genio humano, ¿quién se atrevería a comparar a cualquier gran hombre de la historia moderna con Muhammad? Los hombres más famosos crearon solamente armas, leyes e imperios, que a menudo se derrumbaban ante sus ojos. Este hombre movió no sólo ejércitos, legislaciones, imperios, pueblos y dinastías, sino a un tercio del mundo entonces habitado; y, más que eso, movió los altares, los dioses, las religiones, las ideas, las creencias y las almas…Su paciencia en la victoria, su ambición, que estuvo dedicada enteramente a una idea y no a la creación de un imperio; sus oraciones interminables, sus conversaciones místicas con Dios, su muerte y su triunfo después de su muerte. Todo esto atestigua, no una impostura, sino una firme convicción que le dio el poder para restaurar el dogma. Este dogma tenía dos puntos básicos: la unidadde Dios y la inmaterialidad de Dios. El primero nos dicequé es Dios, mientras que el segundo nos dice lo que no es…
Filósofo, orador, apóstol, legislador, guerrero, conquistador de ideas, restaurador de los dogmas racionales y de un culto sin imágenes, fundador de veintidós imperios terrestres y de un imperio espiritual,ése es Muhammad. Atendiendo a todos los estándares por los que la Grandeza Humana puede medirse, podemos muy bien preguntarnos: "Hay un hombre más grande que él?".(Lamartine, Historire de la Turquie, Paris, 1854, Vol. II,pp. 276-277).
Nihil Obstat: Profesor Dogmaticus
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