EL COMUNISMO NO HA DESAPARECIDO, SÓLO HA CAMBIADO EL MODELO (NEOMARXISMO). |
Página 1 de 2 Se podría objetar que con la "Perestroika", la caída del Muro de Berlín y la apertura del Este, el comunismo ya fue superado. De hecho, los países satélites del Pacto de Varsovia han sido liberados de la dominación soviética y cuentan hoy con estructuras democráticas; la cortina de hierro cayó y las dos Alemanias se han reunificado. El sistema económico del comunismo ha caído y ha sido sustituido por sistemas orientados a la economía social de mercado occidental. Sin embargo, el comunismo es un principio que, en cuanto tal, puede ser realizado de distintos modos, conforme a las distintas características de los diversos períodos históricos. Aún más, su acción se adapta de modo necesario a las condiciones históricas objetivas y subjetivas. Por tanto, si bien el comunismo bolchevique se derrumbó, el comunismo mantiene una vigencia histórica, hoy calificada como "neocomunismo" o "neosocialismo". De esta forma, el modelo de insurrección bolchevique fue descartado para definir y asumir un modelo distinto, más complejo y más profundo, pues compromete orgánica e integralmente las conciencias de las personas. De hecho, la estrategia de acción política directa dio origen a una estrategia de acción indirecta, fundada en un proceso de revolución cultural. Fue Karl Marx quien estableció el principio materialista dialéctico según el cual la infraestructura (economía/materia) determina la superestructura (cultura/espíritu), razón por la cual la revolución debía ser realizada por el proletariado contra la burguesía, es decir, "de abajo hacia arriba". En su afán de realizar la revolución mundial y observando las dificultades que enfrentó el proceso revolucionario en Rusia, Antonio Giramsci, Secretario General del Partido Comunista italiano (PCI), profundizó el principio del materialismo dialéctico y adaptó el comunismo a la realidad de Occidente. Gramsci desarrolló entonces el concepto de "hegemonía ideológica" consignando que: "el movimiento entre infra y sobreestructura es de carácter dialéctico, es decir, que si la infraestructura material determina la sobreestructura ideológica, política, cultural y moral, esta sobreestructura a su vez puede tener vida propia y actuar sobre la infraestructura". Gramsci, partiendo de tal premisa, estableció un modelo revolucionario según el cual la hegemonía cultural es la base de la revolución comunista, significando con ello que ésta depende de la capacidad que las fuerzas revolucionarias adquieran para controlar los medios que permiten dirigir la conciencia y conducta social. Es por tal causa que el proceso revolucionario se hace más sutil, gradual y progresivo. Teniendo presente que Vladimir llich Ulianov, alias Lenín, concibió la revolución como un "proceso de traspaso de poder" que puede ser realizado tanto de manera sangrienta como incruenta, Gramsci procede a realizar la revolución de modo invertido, es decir, "de arriba hacia abajo", desde la superestructura hacia la infraestructura. Una revolución entendida así se realizará a través de la intervención y transformación ideológica de la cultura, y consiste en modificar de manera imperceptible el modo de pensar y sentir de las personas para, por extensión, terminar modificando final y totalmente el sistema social y político. La estrategia dispuesta por el pensador marxista Antonio Gramsci fue proyectada por la llamada Escuela de Frankfurt, originalmente fundada en 1923 como "Instituto para el Nuevo Marxismo" y luego denominado "Instituto para la Investigación Social" (Instituí für Sozialforschung) para encubrir su objetivo sentido político. Es por ello que, mediando Georges Lukács, Max Horkheimcr, Theodor Adorno, Wílhelm Reich, Erich Fromm, Jean Paul Sartre, Herbert Marcuse, Jürgen Habermas, etc., se formula la doctrina del "neocomunismo" y a partir de él la izquierda elabora un concreto programa de acción estructuralista que logra una decisiva influencia en distintos campos del pensamiento, en la psicología (Lacan), la educación (Piaget) y la etnología (Levi Strauss), entre otros. Fueron básicamente estas elaboraciones ideológicas las que activaron y sustentaron el proceso revolucionario de los años sesenta, siendo particularmente efectivas entre los estudiantes de las Universidades de Francia y Alemania. Asimismo, estas ideas también serían la base tanto del llamado "eurocomunismo" como del "neosocialismo" desarrollado en distintas latitudes durante los años ochenta y noventa. El principio constitutivo de esta creencia radica en un materialismo refinado (materia increada y viva) que niega la existencia de un principio anterior y superior al hombre, cualquiera éste sea. Este sistema de pensamiento se define a sí mismo como una creencia que explícitamente niega la existencia de un Dios creador, que rechaza la existencia del alma humana y, por tanto, de toda esencia y toda trascendencia del ser. Afirma pues la soberanía del hombre en tanto éste no es sino una concreción existencial fragmentaria de la materia en flujo. |
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