Las personalidades histriónicas pueden parecer cautivantes en un primer momento, pero sus demostraciones excesivas, sus cambios de humor, sus ansias de atención, acaban por extenuar a su pareja, que les abandona. De pronto, se encuentran aún más convencidos de que es preciso encantar y seducir sin parar, y de que, si no, el otro les dejará. Y así reinicían una nueva relación de modalidad aún más histriónica, que conduce a un nuevo fracaso.
Tendrá tendencia a "sexualizar" la relación, incluso en el ámbito profesional. Sonrisa encantadora, largas miradas que harán creer a los ingenuos que tienen posibilidades. ¡Cual no será su sorpresa cuando intenten un acercamiento y vean que la personalidad histriónica los rechaza sorprendida, hasta indignada!. No habían comprendido que toda esta seducción desplegada, tenía como meta llamar su atención, encantar, pero sin deseo alguno de una relación más íntima. Ciertos hombres histriónicos desconcertarán también a las mujeres, que no podrán saber cuáles son sus verdaderas intenciones, ya que no se acercan abiertamente, aunque despliegen mucho encanto y seducción.
Su colaboradora histriónica le admirará como una "fan" , pero si la decepciona, desgarrará (simbolicamente) su imagen en cachitos y le describirá como un ser fundamentalmente malo y mezquino. No se inquiete demasiado, si usted le manifiesta de nuevo su interés, recuperará su puesto en su panteón.
(Estractos de "Cómo tratar con personalidades difíciles" de Lelord y André ).
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