LA ESCUELA DE SUBVENCIONADOS DE CORDOBA
La legendaria obra 'Historia de los jueces de Córdoba', escrita en el siglo X por el norteafricano Abu Abdullah Mohammed ibn Harit al Jushani narra el florecimiento del Islam en esa insigne ciudad. Con la conquista católica en el siglo XIII culmina la decadencia musulmana y surgirá, a la sombra de su pasado árabe y romano, una prestigiosa escuela de toreros y cantaores flamencos. Así pasaría mucho tiempo hasta la planificada llegada la democracia en 1979. Se produce entonces una transformación fulgurante de la sociedad. Los partidos se institucionalizan. Las nuevas administraciones se multiplican. Llegan las primeras elecciones y referéndums. Las utopías anarquistas, el maoísmo, el arte pop y el trostkismo son la salsa de todas las veleidades narcisistas de los desagradecidos hijos de la burguesía tradicional.
La legendaria obra 'Historia de los jueces de Córdoba', escrita en el siglo X por el norteafricano Abu Abdullah Mohammed ibn Harit al Jushani narra el florecimiento del Islam en esa insigne ciudad. Con la conquista católica en el siglo XIII culmina la decadencia musulmana y surgirá, a la sombra de su pasado árabe y romano, una prestigiosa escuela de toreros y cantaores flamencos. Así pasaría mucho tiempo hasta la planificada llegada la democracia en 1979. Se produce entonces una transformación fulgurante de la sociedad. Los partidos se institucionalizan. Las nuevas administraciones se multiplican. Llegan las primeras elecciones y referéndums. Las utopías anarquistas, el maoísmo, el arte pop y el trostkismo son la salsa de todas las veleidades narcisistas de los desagradecidos hijos de la burguesía tradicional.
Toda la juventud criada bajo el franquismo corre a la caza de un puesto de alcalde o concejal, de un cargo en un partido. Tras la alegría colectiva por la muerte de don Francisco en la cama y creyentes convencidos del autoengaño de su supuesta participación clave en el advenimiento de una democracia impuesta años antes desde la Casa Blanca y el Pentágono, un menguado rebaño de jóvenes desubicados gozará entonces de un breve y frustrante romance con las políticas de subversión potenciadas por las agencias de inteligencia internacionales: drogas, doctrinas orientales, la liberación sexual, el feminismo, el rock y la música psicodélica. Una vez acabado el idilio, se impondrá la cruda realidad de la supervivencia. Los amigos del colegio son ahora respetados políticos o artistas oficiales, bedeles en museos públicos o se han reubicado en la sección directiva de la empresa de papá.
Solo un aglomerado de extremistas e intolerantes iluminados se tambalea en busca de un leit motiv que reconduzca sus existencias hasta entonces más o menos bohemias y alucinadas. En la oscuridad y desesperación de la noche más larga de aquellos jóvenes, la luz del Islam político ilumina por primera vez las miradas de un escuadrón que hasta entonces se retiraba en desbandada y dejando numerosas facturas sin pagar.
Las perspectivas son buenas ya que la revolución iraní garantiza fondos y algo de adoctrinamiento y presencia internacional. Luego están los libios y otros países encuadrados en el movimiento que es la representación de su viva imágen: el de los no alineados. Además, la cercanía de Marruecos abre una ventana al viaje iniciático muy de moda en aquellos tiempos. El Islam permite recoger hierba en Ketama o heroína en Katmandu sin abandonar la utopía de amor y paz gracias a una hospitalidad milenaria de la que beneficiarse. Los libros pasan del rojo al verde. Tras unas encendidas disputas por las tensiones egóticas que representa para estos líderes de la revolución perdida el pasar del ateísmo a la religión, las imágenes en televisión de los guardianes de la revolución iraní y la añoranza de los modos totalitarios de los soviets, es el detonante visual que deshace todos los nudos que todavía les separan del Islam. La declaración de fe se empieza a manifestar imprescindible en un colectivo tan grupal y acostumbrado al seguimiento de consignas. La necesidad de renovar el juramento revolucionario es tan fuerte como la amenaza de descomposición que se cierne sobre su edificio personal y colectivo. La lucha por la supervivencia hace el resto. El milagro impensable tiene lugar ante la sorpresa y la saludable satisfacción de todos, a quienes parece que una fuerza superior se ha apoderado de ellos. Efectivamente, un milagro proveniente de Allah ha conseguido llevar la luz a una pandilla de inadaptados. Lo que a partir de entonces estos inadaptados hicieron con esa luz que les inundó un día es el relato de la historia de la insigne Escuela de Subvencionados de Córdoba. Un de los momentos más irrepetibles de la historia de al-Ándalus.
Solo un aglomerado de extremistas e intolerantes iluminados se tambalea en busca de un leit motiv que reconduzca sus existencias hasta entonces más o menos bohemias y alucinadas. En la oscuridad y desesperación de la noche más larga de aquellos jóvenes, la luz del Islam político ilumina por primera vez las miradas de un escuadrón que hasta entonces se retiraba en desbandada y dejando numerosas facturas sin pagar.
Las perspectivas son buenas ya que la revolución iraní garantiza fondos y algo de adoctrinamiento y presencia internacional. Luego están los libios y otros países encuadrados en el movimiento que es la representación de su viva imágen: el de los no alineados. Además, la cercanía de Marruecos abre una ventana al viaje iniciático muy de moda en aquellos tiempos. El Islam permite recoger hierba en Ketama o heroína en Katmandu sin abandonar la utopía de amor y paz gracias a una hospitalidad milenaria de la que beneficiarse. Los libros pasan del rojo al verde. Tras unas encendidas disputas por las tensiones egóticas que representa para estos líderes de la revolución perdida el pasar del ateísmo a la religión, las imágenes en televisión de los guardianes de la revolución iraní y la añoranza de los modos totalitarios de los soviets, es el detonante visual que deshace todos los nudos que todavía les separan del Islam. La declaración de fe se empieza a manifestar imprescindible en un colectivo tan grupal y acostumbrado al seguimiento de consignas. La necesidad de renovar el juramento revolucionario es tan fuerte como la amenaza de descomposición que se cierne sobre su edificio personal y colectivo. La lucha por la supervivencia hace el resto. El milagro impensable tiene lugar ante la sorpresa y la saludable satisfacción de todos, a quienes parece que una fuerza superior se ha apoderado de ellos. Efectivamente, un milagro proveniente de Allah ha conseguido llevar la luz a una pandilla de inadaptados. Lo que a partir de entonces estos inadaptados hicieron con esa luz que les inundó un día es el relato de la historia de la insigne Escuela de Subvencionados de Córdoba. Un de los momentos más irrepetibles de la historia de al-Ándalus.
5 comentarios:
Fantástico.
REalista.
Auténtico.
Visionario.
Rahmánico.
Sexo, droga, rock and roll, islam a la carta y subvención.
Sangye Puntso.
Gracias Sectarius y Gansye Puntso, vuestros mensajes de ánimo me han llegado mientras le ponía coloritos a esta entrega, que está recién sacada del horno.
Salam, ¡Allah Hu Ahbar!
Todo es de color, todo es de color, quiero formar parte del "Consejo Consultivo de Lideres Históricos Musulmanes" para mediar con la administración.
Sangye Puntso.
Sangye, ya puedes ir perfeccionando el crochet de izquierdas en el gimnasio, que donde se reparte la manadanga se reparte estopa a todo meter...
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