
Antes de entrar en el tema de la flexibilidad y la amplitud de miras que siempre han caracterizado el tasawuf (sufismo), es necesario situar en una perspectiva real su verdadera naturaleza. ¿Qué es el Sufismo y qué no es? La respuesta a esta pregunta viene condicionada por el aparente eclipse de la Luz de las Tradiciones espirituales conforme a la ley de los Ciclos Cósmicos. En efecto, es esta "noche del alma" que cubre con sus tinieblas todo el orbe, propicia para el trabajo de todos aquellos enemigos de la Luz que se ocultan amparados en la confusión dominante. La respuesta, por lo tanto no es sencilla, y no porque el Sufismo sea complicado sino porque a la idea del sufismo se han superpuesto capas de error que como envolturas pretenden ocultar la estrella fulgurante (AN-NAYMU ZQIB) del sufismo que a cada instante nace y renace en la noche perpetua de este fin de ciclo. Además, este comportamiento de las fuerzas oscuras es legítimo conforme a su naturaleza, que se siente atraída ante el nacimiento de la luz por las leyes mismas de la Sabiduría Divina.
Una de estas capas, para seguir con la metáfora, es el impulso irrefrenable de algunos que se autodenominan "sufíes" -[René Guenon consideraba esta auto denominación la "prueba" de que nunca lo fueron]- por hacer del Sufismo un proselitismo. Nada hay más alejado del Sufismo que los movimientos que pretenden una masificación indiscriminada de prosélitos y ésto de acuerdo a una ley natural, pues si él es el corazón del islám, y no puede vivir un corazón sin su cuerpo, del mismo modo si todo fuera corazón en un cuerpo, ni sería corazón ni sería cuerpo.
1 comentario:
No corren buenos tiempos para la auténtica espiritualidad, el hombre necesita regenerarse por completo, está demasiado viciada ya la cosa. Pero mientras la gente de Allah siga estando por ahí aún hay esperanza, y ahí siguen...¡alhamdulillah!
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