
Tal como el Mensajero de Allah (Paz y Bendiciones)envió a sus Compañeros a todos los confines del mundo conocido para dar la noticia de su Mensaje, así los alumnos de la escuela de Subvencionados de Córdoba recorrieron España y parte del extranjero en busca de sustanciosas financiaciones islámicas.
Dada la atomización de corrientes ideológicas particulares, que pasaban por el chiísmo, wahabismo, sufismo, neo-salafismo, renacimiento islámico y mutazilismo en sus diversas ramificaciones, podría decirse que no existía en el mundo musulmán, una secta o ideología conocida a la que no poder llamar a la puerta. Los primeros estudiantes árabes que aparecieron por la península instruyeron a los maestros de la escuela en las artes del protocolo y la idiosincrasia local. Los jeques, los jefes de estado, los hacendados de los 80, confiaron ingenuamente en aquellos jóvenes conversos, por lo que el dinero empezó a fluir sin demasiados requisitos y la voz correría como la pólvora entre la joven comunidad de politizados conversos. Las expectativas económicas eran tan buenas que se empezó a soñar con proyectos colectivistas como universidades, escuelas, talleres, comedores, a los que se añadía el calificativo (de Califato) de "islámico".

Pero el político es un ser en continua evolución, no es alguien que se ancle en el pasado y muchísimo menos alguien que retroceda o involucione, por que los tiempos evidentemente cambian. Y dado que el colectivismo había demostrado graves deficiencias en la época bolchevique, parecía mucho más prudente hacer un uso individual responsable de los dineros que con tanto esfuerzo se habían logrado atraer, arrastrándose servilmente bajo los faldones de los jeques del petróleo o de algún líder reformador de la nadja...
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