¿DERECHOS HUMANOS O DERECHOS TORCIDOS? EL DERECHO A SER PADRE.

¿Derechos Humanos o Derechos Torcidos?                                                                             El compromiso de Amnistía Internacional con la libertad es bastante cuestionable                    por Stephen Baskerville

Amnistía Internacional ha sido considerada durante mucho tiempo entre las principales organizaciones mundiales por los “derechos humanos”. Después de haber trabajado con Amnistía durante algunos años en su campaña para liberar a los presos políticos, sé que se merecían esta reputación.

Por lo tanto, es triste ver al grupo dilapidar su credibilidad. Amnistía Iternacional ha sido capturado por una ideología política que, lejos de defender los derechos humanos, se han convertido en abogados de los que los violan.

El último ejemplo viene de Suecia, donde Amnistía ha dejado de luchar por los presos políticos, sino que aboga por la ideología autoritaria. Amnistía patrocinó un concurso de cine, pero cuando unos finalistas produjeron una película que enfureció a las feministas, la película fue retirada del sitio de Amnistía en YouTube . Amnistía niega que la presión de un refugio de mujeres de Uppsala fuese el responsable de la supresión de la película, pero el refugio mismo se regodea acerca de su influencia política.

La película, creada por cuatro estudiantes de secundaria y titulado El derecho a ser padre , es un reportaje de gran alcance de cómo los niños son separados de sus padres por los feministas tribunales de familia de de Suecia. La separación de los niños de sus padres no sólo es un principio fundamental de la guerra contra el "patriarcado", sino también el pan y la manteca de la lucrativa industria de la custodia de los hijos, por lo que no es de extrañar que la hermandad haya hecho uso de la mano dura contra la “herejía” de que las feministas violan los derechos humanos.

La película fue nominada para la fase final de la competición. Amnistía lo publicó en YouTube, y los creadores fueron invitados a la gala cinematográfica en Gotemburgo. "Pero nuestra película nunca se exhibió en el festival, y al día siguiente también desapareció del canal YouTube de Amnistía", dice Sara Sivesson, uno de los creadores. Además, los alumnos aseguran tener un correo electrónico de las feministas de Uppsala, presumiendo de que "Gracias a las protestas, Amnistía no mostró la película en el festival y también la bajaron de su página web."

El asunto fue publicado por el blogger Joakim Ramstedt, que denuncia que sus beneficios de, programa de salud del gobierno le fueron revocados después por su blog y que información confidencial de su propio caso de custodia (no ha visto a su hija de cinco años de edad desde hace más de un año) fue filtrada y publicada en Internet en un esfuerzo por desprestigiarlo. Suecia se enorgullece de proteger las libertades civiles y la privacidad, pero puede que se esto lo que podemos esperar cuando un estado del bienestar maneja nuestras vidas.

Esto no es un caso aislado. En los últimos años, Amnistía se ha convertido en un portavoz de la agenda feminista radical, hasta el punto de promover los programas que violan los derechos humanos. La campaña de Amnistía contra la "violencia doméstica", por ejemplo, es una receta para criminalizar a los inocentes en una escala enorme.

Incluso en sus propios términos, "violencia doméstica" es un asunto no de los derechos humanos, sino de la delincuencia. Nadie sugiere que el robo o el asalto común, cuando no perpetrados por agentes del gobierno, sean violaciones de los "derechos humanos". Son delitos por los que el sistema de justicia penal se ocupa o no. Si no lo hace, el sistema es disfuncional, pero no tiene nada que ver con los "derechos humanos".

Pero esto es precisamente lo que está mal con la opción por la histeria falaz sobre la "violencia doméstica" (y de hecho la mayoría de las acusaciones son falaces): existe precisamente para eludir las garantías jurídicas y la protección de los derechos de los acusados que hacen libres a los países libres. Los novedosos crímenes de género como la "violencia doméstica" o  "violencia de género" se han creado para castigar a aquellos que no pueden ser condenados con pruebas.

¿Por qué los supuestos agresores no pueden ser acusados y juzgados de acuerdo a las leyes estándar contra el asalto violento? Porque la "violencia" doméstica criminaliza casi cualquier cosa, incluso si no es violenta o ni tan siquiera física.

En los casos de violencia doméstica rara vez hay un juicio, casi nunca un jurado, y nadie se absuelve nunca. Un estudio publicado en Criminología y Política Pública encontró que todas las personas arrestadas por violencia doméstica reciben un castigo. Ahora existen los "tribunales de violencia doméstica" especiales, para el propósito expreso de procesar y dictar más condenas.

Es en base a la presunción de culpabilidad que Amnistía Internacional puede afirmar que en los EE.UU. "una mujer es maltratada cada 15 segundos." Amnistía no proporciona documentación alguna para esta imagen absurda, porque no existe ninguna. También aprendemos que "Amnistía Internacional considera que la violencia doméstica es una forma de tortura," demostrando una voluntad orwelliano para redefinir las palabras y abaratar su propia campaña contra la verdadera tortura.

Resulta meridianamente claro que Amnistía Internacional está tratando de estirar el significado de "derechos humanos" hasta convertirlo en un instrumento penal de puerta trasera. "Un marco de derechos humanos... permite a Amnistía Internacional utilizar las normas y las leyes internacionales de derechos humanos... para que los gobiernos rindan cuentas de si no cumplen con su obligación de proteger a las mujeres." En otras palabras, lejos de limitar el alcance de la capacidad punitiva y la represión de los gobiernos, Amnistía Internacional está trabajando para ampliarlas.

Esto, a su vez, apunta a un problema todavía más grande en la trayectoria de las normas de los derechos humanos. Cuando acusas a una persona de violar los derechos humanos -de crímenes – te planteas la cuestión de la protección de sus propios derechos humanos en el nivel más básico del proceso penal. La protección de los derechos humanos de los acusados de violaciones de los derechos humanos es algo por lo que los grupos defensores de los "derechos humanos" han mostrado poco interés. Por el contrario, parecen mucho más interesados en levantar un entramado de altisonantes convenciones, comités de seguimiento, y pseudo-tribunales, cuya misión parece ser la de condenar a cualquiera que sea acusado.

Las garantías del proceso penal que se está socavando son mucho más fundamentales que algunos cuestionables nuevos “derechos” humanos como los "derechos del niño" a estar libre de la patria potestad.

Abordar esta cuestión es especialmente urgente justo cuando un nutrido elenco de autoridades políticas, desde los ministerios nacionales y de asuntos exteriores, a la UE y la ONU, está ocupado creando por si mismo jurisdicción penal - poderes que no están limitados por la protección del proceso penal- que culminaron en el mes de agosto en el “universal” y augusto " Tribunal Penal Internacional".

Los derechos humanos son demasiado importantes como para ser secuestrado por los ideólogos con una agenda política o una hoja de ruta. Necesitamos un amplio debate acerca de lo que entendemos por derechos humanos y lo que significa acusar a alguien de su violación. Si los derechos humanos se convierten en una barra libre para todos los charlatanes traficantes de quejas, se convertirá en un vehículo para la violación de los derechos humanos, como lo vemos con Amnistía Internacional.

26 de julio 2010

Stephen Baskerville [ mandarlo por correo ] es profesor asociado de administración en el Patrick Henry College y autor del libro En Custodia: La Guerra contra los padres, el matrimonio y la familia (Cumberland House, 2007).