EL ERROR DE LA PERSONALIDAD AUTORITARIA

La PERSONALIDAD AUTORITARIA es una de las obras cumbre de la Escuela de Frankfürt, la punta de lanza en los países democráticos y liberales del pensamiento Marxista Cultural, la Biblia de todo los progresistas que se precien de haber leído algo. Los marxistas culturales son famosos en nuestros días por disparar -a la menor frustración contra su ideario- la omnipresente consigna de "TOLERANCIA CERO" y por tanto no vemos porqué presumen tanto de tolerancia. Desde luego que a estos tolerantes se les ve claramente el plumero, pero las masas sumisas aceptan de manera inconsciente e irreflexiva todo aquello que se les administra como pienso cultural (contra-cultural en realidad, si somos verídicos) bajo la intensa fuerza del control de los medios de comunicación y sus falsificaciones históricas (quien domina el pasado, domina el presente).

El hito editorial que constituye el ensayo "LA PERSONALIDAD AUTORITARIA", de lectura prácticamente obligatoria en todas las universidades de ciencias sociales del mundo, no ha sido precisamente producto de la casualidad. Tampoco un intento serio para crear un mundo "mejor". La autoría de dicha obra es de por si suficientemente explicativa: todos son judíos (T. W. ADORNO, ELSE FRENKEL-BRUNSWIK,DANIEL J. LEVINSON) excepto R. NEVIT STANFORD. Todos ellos son marxistas y entre todos se reparten etiquetas como feministas, antifascistas, pacifistas, multiculturales etc. etc. etc. "LA PERSONALIDAD AUTORITARIA" tenía una agenda clara dentro de la agenda de la "Escuela de Frankfürt de Investigación Social", la cual no era sino una organización comunista con una perspectiva marxista exacervadamente DOGMATICA. Gershom Scholem, el teólogo israelí e historiador de las religiones, definió a la Escuela de Frankfurt como una "Secta Judía", y hay probada evidencia de la fuerte identificación judía de la casi totalidad de los miembros de la escuela  (Marcus & Tar 1986, 344). 

Los "Estudios sobre el Prejuicio" recayeron bajo la dirección general de Max Horkheimer, director del Instituto. Horkheimer fue un ""erudito dirigente" sumamente carismático  que recordó constantemente a sus socios el hecho de que pertenecían a un grupo de unos pocos escogidos en cuyas manos estaba el desarrollo adicional de la "Teoría"" (Wiggershaus 1994, 2). ¿No les recuerda esto a la noción que de si mismos tienen los "SABIOS ANDALUSÍES del siglo XXI? Horkheimer tuvo una identidad judía fuerte que llegó a ser cada vez más aparente en sus escritos posteriores (Marcus & Alquitrana 1986, 6; Jay 1980). El  compromiso de Horkheimer con el judaísmo siempre fue fuerte a pesar de un supuesto laicismo, como lo demuestra la presencia de temas religiosos específicamente judíos ya en sus escritos de adolescente y joven adulto (Maier 1984, 51). Al final de su vida Horkheimer aceptó completamente su identificación judía y logró una gran síntesis entre el judaísmo y la Teoría Crítica (Carlebach 1978, 254-257). Teoría crítica es el nombre aplicado a la perspectiva teórica de la Escuela de Fráncfort. Como una indicación de su sentido profundo de la identidad judía, Horkheimer (1947, 161) indicó que el objetivo de la filosofía debe ser justificar la historia judía: "Los mártires anónimos de los campos de concentración son los símbolos de humanidad que se esfuerzan por nacer. La tarea de la filosofía es de traducir lo que han hecho en un idioma que tendrá que será oído, aunque sus voces finitas hayan sido calladas por la tiranía". 

Como símbolo de la profunda tolerancia y compromiso antiautoritario de Escuela de Frankfürt, recordemos que Erich Fromm fue expulsado del movimiento en los años treinta porque su humanismo izquierdista (que acusó la naturaleza autoritaria de la relación sicoanalista-paciente) no era compatible con el autoritarismo izquierdista del que era  un integrante.


El objetivo de producir propaganda política utilizando los métodos de las ciencias sociales fue articulado claramente por Horkheimer. Así Horkheimer reaccionó con entusiasmo a la idea de incluir a criminales en el estudio: "La investigación podría desde aquí transformarse directamente en propaganda, es decir, si pudiera establecerse firmemente que un porcentaje especialmente alto de criminales fuesen antisemitas extremos, el resultado como tal ya es propaganda. También quisiera tratar de examinar a psicópatas en hospitales psiquiátricos" (en Wiggershaus 1994, 375; cursiva en el texto). Ambos grupos fueron incluidos finalmente en el propagandístico estudio. 

Horkheimer y Adorno proponen que el fascismo moderno es básicamente la misma cristiandad tradicional porque ambos implican oposición a y dominación de la naturaleza. Mientras el judaísmo se quedó en una "religión natural" comprometida con la vida y la supervivencia nacionales, la cristiandad giró hacia la dominación y a un rechazo de todo lo que es natural. Conforme a un discurso nostálgico de Freud en "Moises y el Monoteísmo", el antisemitismo religioso surge a causa del odio de ésos "que no hicieron el sacrificio lánguido de la razón... Los adherentes de la religión del Padre son odiados por los que apoyan la religión del Hijo. Odiados por ser los que saben mejor" (P. 179). 

Bueno, analizar las chaladuras de un judío comunista que odia a los gentiles -aunque sea de lectura obligatoria para obtener una licenciatura de ciencias sociales- nos llevaría demasiado tiempo. En realidad, toda su obra está dedicada a que se considere enfermo mental a todos aquellos que sigan dogmas religiosos o políticos que pongan en peligro sus propios dogmas politico-religiosos. No se si se habrán dado cuenta de que se trata del resto de la humanidad, el 99,5% restante, o han caído en la cuenta de que este ideario está en perfecta consonancia con el internamiento en institutciones psiquiátricas de los disidentes, tan caro a los regímenes comunistas de antaño como a los ultra-liberales de hoy en día...

La personalidad autoritaria en realidad, está hoy perfectamente reflejada en los dogmas del antifascista de a pie y de a caballo, dominando subyacentemente toda la personalidad de quienes así se califican, aunque a nosotros en contraposición a lo expresado por la Escuela de Frankfürt, no nos parezca que sus ideas merezcan la calificación clínica de "enfermedad mental". Si coloquialmente pudieramos tildarlos de "dementes"  lo haríamos estrictamente por creer que  vivir manteniendo viva una mentira y por tanto vivir ajenos a la realidad, es demencial, y nada más. Diciendo esto no hacemos sino reflejar una comprensión directa de los hechos, lo que no significa en absoluto apoyar la ideología fascista, que al no llegar a semejante grado de sutileza respecto a sus opositores, a los que simplemente acusa de arruinar su economía, religión y costumbres, no es merecedora del tratamiento literario que estamos aplicando a los responsables de esta fascistada académica.

El otro problema de "LA PERSONALIDAD AUTORITARIA" es que basa sus premisas en la existencia del holocausto por antonomasia. Si el ensayo hubiera sido realizado analizando alguno de los genocidios que aparecen en la biblia, el de los "jovenes turcos" de Armenia,  el de Chruchill sobre los musulmanes de Bengala, o el de los musulmanes y cristianos de Palestina, dicho ensayo tendría al menos una base científica. Pero considerar genocidio a las muertes de prisioneros de guerra durante una epidemia de tifus causada principalmente por los incruentos bombardeos aliados durante los 2 últimos años de la II GM no nos parece un punto de vista válido. Analizar porqué se guardaron cadaveres de enfermos de tifus durante una semana para poder exponer al mundo una teoría moral culpabilizante/divinizante mediante películas de propaganda llevaría demasiado lejos en cuanto a una crítica sicológica o sociológica que no nos apetece emprender. Quizás si el estudio se hubiera basado, con la intención de que no vuelva a producirse, en las matanzas diarias de miles de ciudadanos soviéticos durante décadas o de las razones que motivaron a crear el holomodor ucraniano, la obra hubiera tenido unas bases más sólidas, aunque se hubiera llegado a conclusiones muy distintas a las que la agenda de la escuela de Frankfürt se había trazado.