LOS FRUTOS DE UNA EDUCACION TRADICIONAL

Durante la dictadura de Franco, que a pesar de la propaganda oficial no era fascista, ni nazi sino el cansino gobierno de un general católico de intendencia sobre un país pobre, el grupo AGUA VIVA triunfaba en toda España con esta inolvidable canción. Corría el año 1969 y aún no habíamos reconocido al estado de Israél. Después vendría la libertad (sobre todo para algunos) y con ella, junto a al demantelamiento la internacionalización de nuestra economía, la firma de impagables empréstitos y el despilfarro, triunfaría la movida madrileña de la desahuciada mental hija del embajador de México, ALASKA y sus PEGAMOIDES. Movida ingeniarizada desde las cúpulas de las casas discográficas norteamericanas que acabaría con una generación de músicos y escritores españoles infinitamente superiores líricamente hablando y que tenían el don enseñado de comunicar con las personas. Músicos y poetas nacidos al abrigo de un sistema educativo consecuente, en el que se enseñaba a leer y a escribir, se leía y respetaba a los clásicos y gracias al cual, en mucha mayor medida que en nuestros días, la gente era capaz de hablar y pensar por si misma, sin ser imbuida en los principios inmarcesibles del matrimonio homosexual desde la más tierna infancia. Este fue el fin del resurgimiento del Islam en España y el ocaso de los poetas andaluces de entonces. Estas formas civilizadas del franquismo darían paso rápidamente al chirriante verso y a los mafiosos modos del idolatrado RAMONCÍN y su inolvidable (desgraciadamente) best seller LITROS DE ALCOHOL. Lastima que la universidad estuviera llena de avinagrados catedráticos marxistas (estaba de moda en Europa y había premio por seguir la corriente en vez de hacerlo en sentido contrario) y el ruido de fondo de la internacional ruidista acallase el arte del diálogo y del respeto entre las personas, del mismo modo que la propaganda marxista hacía furor entre una juventud desoladoramente ingenua, aunque entre ellos hubiera verdaderos y descollantes aprovechados, como más tarde nos demostraron.

Nos atribuimos al estilo moderno, la paternidad de la recuperación de este himno del pueblo antes de que los poetas abdennules del siglo XXI pretendan atribuirse los frutos de la buena educación (adab) del que ellos carecen, visto que se han proclamado recientemente los sabios andalusíes del siglo XXI. Lo sentimos, aunque nos engañasteis, de vuestra miseria cultural no pueden surgir obras de arte de este calibre. ¿Alguna prueba en contrario?

P.S. Por cierto, ¿Donde estaban los poetas andaluces de entonces? Yo solo me acuerdo de Juan Guerra y Jordi Puchol. ¿Y los de ahora? ¿Donde están? ¿En Webislam? ¿Con Bibiana Aido? ¿En el Instituto Jalar?