La liberación de la mujer pasa por la destrucción de la familia y su ingreso al mercado del trabajo. Así, ocupará su lugar en la sociedad de producción, ya sin el yugo marital ni la carga de la maternidad.
F. Engels coautor con K. Marx del "Manifiesto Comunista".
F. Engels coautor con K. Marx del "Manifiesto Comunista".
Palabras interesadas y rancias que suenan a puro cinismo, como casi todas las proclamas de la francmasonería.
Mientras, la ministra -es emotivo y nos conmueve- llora. Como si no fuera de preveer en que acabaría la farsa utópica de la venerada "revolución". En la foto, la ministra de trabajo de Italia llora ante los medios al anunciar el endurecimiento del sistema de pensiones (menuda papeleta la suya y menuda la imagen de irresponsabilidad, impropia de un dirigente), la gran estafa del siglo a los trabajadores italianos.
Las mujeres de antes ni llegaban a ministras ni tampoco conocían que cosa era esa del paro, pues tal "privilegio" estaba reservado a los hombres, que ocupaban "su lugar" en la sociedad de producción. El problema de las pensiones en realidad es mucho menos un problema financiero que de lesbo-feminismo, a razón del cual las mujeres aprendieron a no querer tener hijos para poder "disfrutar" de "su liberación" y que tiene como consecuencia perfectamente previsible, la imposibilidad de pagar las pensiones por falta de cotizantes, amen de la falta de trabajo para todos y todas, que se produce irremisiblemente una vez encadenadas las mujeres para su supervivencia a los "privilegios" del mercado de trabajo. El objetivo era la liberación "de la mujer" mediante la destrucción "de la familia". La astucia del caballo de Troya ha vuelto una vez más a funcionar.
Los romanos dejaron bien establecido algo evidente pero que se recuerda poco, que es que "pecunia non paret" es decir que el dinero no procrea a pesar de lo que nos digan los banqueros. Pero el ser humano, con su ingenio tecnológico, su capacidad de trabajo y la única generación realista que existe, que es la de la pro-creación de descendencia con el permiso de Allah, suplía con nuevos descendientes y cotizantes el atraco a mano armada que suponen los intereses del dinero. Pero el inestable equilibrio acrobático de la modernidad ha llegado a su punto sin retorno. Sin nuevos italianos que coticen no ya por papá, sino ahora por papá y mamá separados, consumistas y liberados, el maná del cielo del Estado, el sustituto colectivista de la austera insitución patriarcal por excelencia que fue en su día la familia clásica, resulta que no tiene niguna viabilidad.
Lo sabían. No les crean cuando con lágrimas de cocodrilo les juren que nada sabían. Nadie es tan tonto para pensar que algo tan predecible, evidente y predicho por las fuerzas enemigas del "progreso" no fuese a suceder tarde o temprano, y ha sido más temprano que tarde.
Llore, ministra. Llorar hace bien. Llore ahora como mujer lo que no supo defender como un hombre.
Nosotros, los hombres, los niños y los ancianos de ambos sexos, también lloramos, pero por no haber sido capaces de haberlos puesto en su sitio a todos ustedes, cuando todavía era tiempo.
Ahora es tarde, es muy tarde. El sueño terminó.
1 comentario:
As Salama Aleikum
Mi enhorabuena por tan excelente artículo y contenido; no me dejaron al final comentar en webislam sobre el tal sidi Saiz, por lo que se ve lo protejen, y aunque él mismo piensa así y lo dice abiertamente, no creo que sea el artífice de tales comentarios, puesto que en el fondo no tiene categoría ni sale apenas de su escondite...
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