Siempre a la última, de sunnah de pies a cabeza. Del bolso a los zapatos pasando por las gafas y el peinado. Imma Mayol, tercera teniente de alcalde de Barcelona, cuida y mide su aspecto meticulosamente. Y puede permitirse los caprichos ya que cobra un sueldo de entre 95.280 y 105.400 euros anuales, más que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero (87.522 euros anuales).
Sin embargo, la también vicepresidenta de Inicitaiva per Catalunya (socios en el tripartito) ha sido la protagonista de la actualidad barcelonesa al declararse contra el sistema, defender a los okupas y pedir que se despenalice la invasión de propiedades. Sus palabras han provocado que incluso desde el PSC le pidieran cierta prudencia. Pero Mayol ha sido siempre una luchadora que ha ido contracorriente, que ha señalado sin cortapisas los errores que cometía el equipo de Gobierno del que ella forma parte. Feminista hasta la médula, ya se peleó hace un año con sus socios al criticarles por aprobar una ordenanza que, según dijo, criminalizaba a las prostitutas.
En Barcelona, mientras muchos okupas cobran entrada para entrar a las fiestas que organizan en las casas que han invadido, Mayol se define contra el sistema que ella misma representa, del que cobra, del que se alimenta. Esta semana se ha descolgado al afirmar que es «antisistema» y que se siente «más cerca de un okupa que de un especulador». Palabras que han provocado que Alberto Fernández Díaz, presidente del PP en Barcelona, pidiera su cese inmediato. Declaraciones que le han valido el calificativo, por parte de Xavier Trias, presidente de CiU en Barcelona, de «antisistema con coche oficial».
Pero ¿usa Mayol el coche oficial? Lo cierto es que a pesar de ser un cargo público, la mayor parte de las veces se mueve en transporte público, especialmente metro. Vecina de la calle Verdi, una de las más emblemáticas del barrio de Gràcia, Mayol convive con el conseller de Interior, Joan Saura, quien también cuenta con un sueldo anual de capricho (119.412 euros). La pareja habita en un ático en la zona con más casas okupas de toda la ciudad, hecho que va ligado a la historia del barrio más revolucionario de Barcelona.
Nacida en una familia burguesa de Palma de Mallorca en 1958, Mayol llegó a Barcelona para estudiar la carrera de Psicología y decidió quedarse. La pequeña de una familia de siete hermanos, a los 23 años se casó, matrimonio del que salieron dos hijos, Aina y Marc, que ya tienen 23 y 20 años, respectivamente. Nueve años más tarde se divorció y en 1988 conocía al que sería su nueva pareja, el presidente del partido en el que ambos militan, Joan Saura. Con 31 años comenzaba una relación en la que el fuego llegó en la primera cita, en la que se «enrollaron», recuerda la concejal. Desde que comenzó su carrera política en el Ayuntamiento, en 1992, la ecosocialista ha dado numerosas entrevistas en las que no se ha cortado al explicar sus intimidades familiares. Por eso extraña que se muestre sorprendida cuando se usa su relación con Joan Saura para criticarla.
Así, sabemos como es el sexo con Saura, por ejemplo: «Joan es muy tierno y detallista, en este sentido es muy femenino», declaró durante la campaña electoral a la Generalitat. Les gusta el sexo, sí, lo contó Mayol, quien dijo que no practican la abstinencia ni en campaña electoral. Y como Saura se hizo la vasectomía hace ya años, pues no corren riesgo de que aparezca un hijo sin quererlo.
Su gato se llama Ninot y es Saura quien recoge sus deposiciones. El responsable de la policía autonómica catalana comparte las tareas de la casa con su pareja. Hace unos años era él quien preparaba la cena, pero desde que ostenta cargo en la Generalitat las cosas han cambiado.
A ambos les gustan las marcas, el diseño y la moda. No es extraño verles en la exclusiva tienda de Gonzalo Comella en paseo de Gràcia, arteria del lujo de la capital catalana. En el establecimiento se venden los últimos modelos de Prada, Armani, Marc Jacobs y Jimmy Choo. Aunque el estilo de Mayol es alternativo, y combina bolsos de DKNY con relojes Mondaine, marca suiza de calidad y precios ajustados. El día en el que saltaron las alarmas, cuando Mayol pidió que los okupas no sean juzgados por el Código Penal, Imma Mayol no respondía el teléfono. «Está en un acto oficial y no puede atender a los medios», comentaban desde su gabinete de prensa. El acto en cuestión no era otro que el desfile de Custo en la semana de la moda de Barcelona. En primera fila, revisaba los modelos con deleite.
Como la moda, la cultura es una parte importante de su vida. Lectora empedernida, su libro preferido es Cisnes salvajes, de Jung Chang. Le gusta mucho el cine, algo que compagina por su pasión por el fútbol. Dice ser del Barça, mientras no se enfrente al Mallorca, equipo que le roba el corazón. Quizás sea por cierta nostalgia de la tierra, o del mar. Una nostalgia que lleva a la pareja cada verano al Port de la Selva, en la Costa Brava. En su apartamento comen los peces que pesca Saura en sus inmersiones acuáticas. Y les gusta al horno con un fondo de patata, cebolla y tomate.
La buena vida, la que no se cansan de señalar con el dedo los okupas, casa poco con lo que Mayol ha llamado «antisistema». Lo dicen los mismos okupas. «Nos da un poco de rabia pero por primera vez tenemos que decir que estamos de acuerdo con lo que ha dicho la oposición, CiU y PP». Quien habla es Albert Martínez, portavoz del colectivo alternativo de Barcelona, quien considera que las palabras de Mayol, «pensadas y meditadas», responden a «una operación de marketing para defender a Joan Saura de las críticas que ha recibido por dirigir a los Mossos d'Esquadra». Martínez apoya sus declaraciones en algo tan básico como el lenguaje, porque recuerda que «nadie que forme parte de un movimiento alternativo usa el término "antisistema"». Un pequeño detalle que quizás se le escapó a la tercera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, ciudad en la que los colectivos sociales cuentan con cierto peso. «Mayol no se ha caracterizado jamás por apoyar a los movimientos alternativos de esta ciudad», concluye este joven.
¿Antisistema por las injusticias del mundo, como ella dice, o por marketing, como dicen los okupas? Sea como sea, lo que está claro es que es una «antisistema con coche oficial
No hay comentarios:
Publicar un comentario